Los adultos mayores son particularmente vulnerables a COVID-19 debido a sus fuentes sistemas inmunes más débiles y la mayor tasa de mortalidad de COVID-19 que se encuentra en la población de mayor edad. Por eso, prestar atención específica a los grupos de alto riesgo, es decir, personas mayores que viven solas o sin parientes cercanos; que tienen un bajo nivel socioeconómico y o condiciones de salud criticas como deterioro cognitivo, demencia u otras condiciones de salud mental, es fundamental.
Especialmente aquellos en aislamiento y con deterioro cognitivo o demencia, pueden volverse más ansiosos, enojados, estresados, agitados o retraídos. Dentro de las principales medidas de apoyo, los especialistas recomiendan brindar apoyo emocional a través de redes informales (familias) y profesionales de la salud mental, compartir datos simples sobre lo que está sucediendo o brindar información clara sobre cómo reducir el riesgo de infección en palabras que las personas mayores con o sin deterioro cognitivo puedan entender.
La salud emocional es clave para sostener nuestros cuidados generales, tomar decisiones adecuadas y llevar adelante nuestras vidas en un contexto adverso prolongado. Los ancianos representan la gran mayoría de las muertes por coronavirus, en particular los mayores de 85 años o aquellos con afecciones subyacentes (que se aplica a aproximadamente cuatro de cada cinco ancianos). Si bien el aislamiento físico puede proteger a nuestros adultos mayores del virus altamente contagioso que asola el mundo, los expone a otro desafío menos comprendido: la soledad.
El aislamiento social podría generar sentimientos de soledad. Estudios observacionales han relacionado los sentimientos persistentes de aislamiento social y soledad con un mayor riesgo de desarrollar ciertas condiciones de salud mental y física como enfermedades cardíacas, presión arterial alta, ansiedad, depresión e incluso la muerte prematura.
Lo fundamental para los adultos mayores, es que el distanciamiento social y preventivo del que tanto se habla es un distanciamiento físico, que no debe confundirse con un distanciamiento de los afectos o de las actividades o proyectos personales.
Algunos consejos prácticos para no descuidar estos aspectos son: mantener el contacto social con familiares, amigos y vecinos de manera virtual o telefónica; mantener activa la mente y realizar tareas placenteras (leer, escuchar música, cocinar, aprender algo nuevo); mantener una buena rutina de cuidado personal (actividad física, dieta saludable, descanso adecuado, aseo personal, continuar los tratamientos médicos); mantener la conexión con los propios sentimientos y compartirlos con los seres queridos; y solicitar y aceptar ayuda tanto emocional como logística.
Algunos concejos para los adultos mayores son:
1. Si es una persona mayor
No poder salir de la casa puede no ser lo mejor, pero estar aislado no significa estar abandonado. El contacto social es importante, pero por un tiempo tendrá que hacerse virtualmente. ¿Qué tal hacer cosas que ocupen su mente como trabajos manuales, jardinería, lectura, música o una nueva receta?
2. Recuerde el cuidado físico
Tome su medicamento exactamente como se lo recetó su médico, ni más ni menos. Asegúrese de comer, beber agua y descansar. Manténgase activo, ejercite su cuerpo, realizando actividades como estirarse, bailar, cuidar del hogar y seguir las pautas de higiene y cuidado personal.
3. Cuidado emocional
Escriba sobre lo que siente o para las personas que ama, mire programas que le hacen bien, conéctese con su espiritualidad, acepte ayuda con las compras u otras tareas que necesite, aproveche la oportunidad de aprender sobre la tecnología y utilizarla para su ventaja y recuerde que el mundo ha superado otras pandemias antes.
4. Si tienes una persona mayor en la familia
Esté presente diariamente a través de llamadas por vídeo o teléfono, para que las personas mayores no se sientan emocionalmente aisladas, además de hacer un monitoreo de su autocuidado, el uso correcto de medicamentos, alimentación, hidratación y sueño, necesidad de ayuda con compras u otras tareas y su estado emocional.
5. Cuidados especiales de las personas mayores:
Ten cuidado de no infantilizarlo, enséñele a usar la tecnología de manera segura, sea paciente y respetuoso, ayúdelo a establecer una rutina, explique claramente lo que necesita hacer para protegerse, esté atento con el empeoramiento de la demencia o la depresión y no imponga reglas, busquen alternativas juntos.
6. Recomendaciones para familiares o cuidadores de pacientes con deterioro cognitivo, enfermedad de Alzheimer u otras demencias en épocas de coronavirus
Los problemas de memoria pueden dificultar la realización de medidas de higiene por parte de las personas con deterioro cognitivo. Utilice recordatorios (verbales o escritos) frecuentes para las mismas. Los controles médicos no esenciales o de rutina pueden sufrir cancelaciones. Consulte con su médico la manera de poder disponer de recetas para un mayor número de días a fin de disminuir los viajes a la farmacia. Refuerce medidas de higiene en el hogar y específicamente de objetos y pertenencias de las personas con deterioro cognitivo. Los cambios bruscos en la conducta o cognición, pueden ser signo de una infección: Ante la aparición brusca de confusión, comuníquese con su médico o el servicio de emergencias.
¿Qué otros consejos nos brindarías para ayudar a los adultos mayores? Contanos.