Es de moneda corriente que quienes comen en la oficina, suelen descuidar su alimentación notablemente. Es difícil, cuando nuestro ritmo de trabajo es intenso y las obligaciones son excesivas, hacerse un lugar para el momento del almuerzo.
Muchas veces “pasar de largo” trae consecuencias nefastas a nuestro bienestar, nuestra alimentación y sobretodo, nuestra autoestima. La falta de alimento nos impide pensar correctamente y cuando llegamos a casa “nos vaciamos la heladera”.
Comer bien en la oficina debería obtener el carácter de obligación antes que de posibilidad. Acudir a restaurantes de comida rápida nos puede salvar a veces de un apuro, pero no debería convertirse en un hábito.
Cómo organizarse y comer sano:
- Disminuir el consumo de cafeína: sustituir una de tus tazas de café del día por agua o alguna infusión sin cafeína.
- Botella de agua a tu alcance: Mantener la hidratación ayuda a concentrarse mejor y evita que confundas la sed con hambre, algo muy común entre los oficinistas.
- El Tupper es tu nuevo aliado: Cuando prepares la cena, armá tu vianda del día siguiente. Intercala verduras crudas y cocidas. Carne, algunas semillas. Evita todo tipo de grasa o frituras. Apelá a lo sano. Podés preparar una tarta y freezarla, para ir descongelando por porciones.
- Comé liviano: Está demostrado científicamente que al ingerir comida, se activa nuestro sistema parasimpático, estando la mayor parte de la sangre concentrada en el proceso de la digestión. Esto provoca una sensación de saciedad, sopor, cansancio después de comer. Si ingerís una comida muy pesada o en demasiada cantidad, te costará mucho más trabajar después, ya que estarás mucho más “pesado” y cansado, que si comieras algo liviano, que a tu organismo le cueste menos digerir.
- Una fruta por día: Podés hacer una compra semanal y dejarla en la heladera del trabajo o llevar cada día una fruta diferente.
- Ejercicio: Salí a caminar en tu tiempo libre de almuerzo o realiza caminatas hasta el baño, el dispenser, o aquel lugar que te haga mover un poco y descontracture los músculos.
- Respetá las cuatro comidas diarias: Tené siempre a mano barritas de cereal Light ya que brindan saciedad en pocas calorías. Evita los productos elaborados en panadería que se suelen comprar en cantidad. Podés pensar en yogurt, cereales, sopas, verduras crudas, quesos, entre otros.
Recomendaciones para las empresas:
Para poder llevar estas prácticas a la realidad es importante que los empleados cuenten con un espacio donde comer y almacenar la comida que traen de sus casas.
Toda cocina de oficina debería contar con una heladera, microondas, espacio para comer, dispenser de agua caliente y fría, algunos utensilios de cocina, y demás. Cada empresa puede adaptar esto acorde a sus propias necesidades y las necesidades del personal.
Uso responsable de la energía: Colocar carteles sobre el buen cerrado de la puerta de heladera, el apagado de luces, ventilador, aire, extractor, cuando se abandone el espacio común.
La cocina debe limpiarse todos los días, y es importante general la cultura dentro de la organización para que todos contribuyan en mantener el orden y la limpieza de objetos comunes y de uso personal. Es importante proveer de elementos esenciales como repasadores, detergentes, servilletas. Es viable colocar carteles o ayuda memoria, sobre la utilización de utensilios en perfecto estado y la ubicación de los mismos.
La cocina puede convertirse en un medio para la integración del personal de la compañía. Una herramienta útil, es colocar una cartelera con las novedades del mes, los cumpleaños, información que el empleado no debe desconocer.
Si te interesa conocer más sobre esta y otro tipo de propuestas, contáctate con nosotros.