La pregunta ¿por qué quieres el trabajo? surgirá en cualquier momento. Si no has estudiado una respuesta, deberías, el reclutador descartará a quien no se prepara para este sencillo cuestionamiento porque parece que no da importancia al proceso, sino que le interesa sólo por el dinero y puede ser que no permanezca mucho tiempo.
No se debes hablar mal de tu jefe, o lo que te hizo tu compañera o lo poco profesionales que consideras a los demás, eso hablaría mucho más mal de ti que de ellos.
Primero, te dejará como conflictivo y segundo, el reclutador pensará que si así hablas de tus colegas pasados, nada le garantiza que lo hagas de los futuros, incluso de él.
Es verdad que hay mucho talento y que los profesionales suelen ser excelentes, al punto de que otros países buscan a argentinos para que implementen sus ideas en el extranjero, pero también es verdad que siempre existe alguien mejor que nosotros en la vida profesional.
La humildad es importante para la vida en general, pero más en el mercado laboral, ante la pregunta acerca de cuáles son tus defectos jamás debes decir que no tienes ninguno.
Siempre surge esta parte capciosa en la que muchos cometen el grave error de decir que su gran defecto es ser “demasiado apasionados”, “responsables de más”, que el profesional de Recursos Humanos está tan acostumbrado a escuchar que incluso pensará en ese mismo momento en terminar el proceso. Sé un poco más honesto, aunque tampoco exageres y te sueltes con todo lo malo que tienes.