Entre los beneficios de esta modalidad laboral, las empresas consultadas señalaron mayoritariamente que mejora la calidad de vida laboral porque favorece una menor carga de estrés. En segundo lugar, hay un ahorro en transporte, tiempo de viaje, vestimenta y alimentación que supone trabajar desde el hogar, a menos algún día en la semana.
Trabajar algún día de la semana fuera de la oficina es una aspiración extendida entre las generaciones más jóvenes, preocupadas por el equilibrio entre la vida laboral y personal. Pero no siempre es posible el trabajo remoto: algunos puestos exigen presencia física. Y en los casos en que no, es necesaria una adaptación no sólo tecnológica sino también, y sobre todo, cultural.
Todo esto tiene una lógica: desde las empresas afirman que no todos se adaptan, no siempre cumplen a rajatabla sus responsabilidades, y, además, puede ser que se distraigan y que no dispongan del espacio apropiado para hacer su trabajo a conciencia. En tanto, los empleados reclaman mayor flexibilidad, disposición a encontrar nuevas formas de optimizar los tiempos, y que en las oficinas no siempre se logra alcanzar el máximo potencial que tendrían para dar.
La expresión “home-office” se traduce literalmente como “trabajo en casa”; sin embargo se aplica a cualquier otro espacio distinto a lugar fijo o preponderante donde una persona necesita desempeñar sus actividades.
Ya sabemos que la tecnología es el aliado indispensable para implementarlo con éxito; ¡qué sería de las personas y empresas si no tuviésemos acceso a Internet de velocidad, a una cierta seguridad en transferencia de datos y a la posibilidad de estar conectados permanentemente!
De allí que las empresas necesitan esforzarse por adaptar y adoptar sus políticas de funcionamiento. Hay personas que no quieren hacer home office, porque la oficina es el ámbito donde pueden ser más productivas. Otra clave es que debe haber líderes que estén aptos para supervisar el trabajo a distancia, implica una relación de confianza.
Tiene que haber una confianza entre el supervisor y el trabajador que realiza home office. Para ello, hay un tipo de trabajador que puede adaptarse al trabajo remoto, es aquella persona que es autónoma, proactiva y con capacidad de innovación.