El mundo está cambiando de forma rápida e impredecible y esto complica la toma de decisiones de los líderes empresariales.
Las empresas y las personas se han visto obligadas a realizar transiciones rápidas, lo que ha provocado niveles sin precedentes de desconexión humana, estrés, falta de preparación e imprevisibilidad.
¿Cuál es la mejor manera de satisfacer las necesidades físicas y mentales de los colaboradores al mismo tiempo que se asegura de que la organización continúe funcionando?
Esto tiene enormes implicaciones para los ejecutivos de las empresas y otros responsables de recursos humanos. En estos tiempos de crisis no resulta fácil saber qué, cómo y cuándo. ¿Cómo pueden los líderes fomentar la innovación y la resiliencia necesaria para sobrevivir?
Miembros de la comunidad de Nuevos Campeones del Foro Económico Mundial, una comunidad de líderes con éxito que están “en las trincheras” dirigiendo negocios globales, han resumido algunas ideas sobre cómo algunos de ellos han sobrellevado la crisis de la COVID-19 con sus empleados, fomentando una relación de confianza que les otorga fortaleza y resiliencia. Se requiere del líder un mayor énfasis en la tolerancia, la motivación y la comunicación. Algunas de las recomendaciones para los líderes que establecieron son:
1. Aceptá que nadie tiene todas las respuestas y sé transparente al respecto: Con un fuerte liderazgo y reconociendo que el plan exacto probablemente evolucione o cambie, los líderes pueden generar confianza y mantenerse abiertos a soluciones nuevas e innovadoras.
2. Estar disponible para otros: En un momento en el que muchos empleados se sienten desconectados entre sí y respecto a su empresa, es fundamental poder escuchar e interactuar activamente con ellos y brindarles la seguridad psicológica necesaria. Hace que los colaboradores puedan acudir a comentarte la situación que le preocupa. Durante la crisis es de gran ayuda comprender las limitaciones específicas y resolverlas rápidamente.
3. Considerá las crisis y los errores de manera diferente: Prácticas concretas, como los análisis y cierres de proyectos, ayudan a convertir los posibles fracasos en oportunidades de aprendizaje y nos permiten replantearnos las capacidades en función de los desafíos nuevos y emergentes.
4. Integrar la alegría: Múltiples estudios en los ámbitos de la psicología, la sociología y la antropología afirman que la alegría es altamente beneficiosa para la gestión del estrés, la creatividad y el aprendizaje. En un momento en que a las personas les resulta difícil levantarse de la cama, los líderes deben ser creativos para implicar a sus colaboradores. Un objetivo puede ser garantizar el bienestar emocional de los empleados mediante el desarrollo de “espacios de relajación”.
5. Ver en la adversidad una oportunidad: Desde la crisis por el COVID-19, han surgido múltiples iniciativas que, en circunstancias normales, habrían tardado años en concretarse, incluidas las relacionadas con las actividades virtuales. Utilizar este impulso como una oportunidad para integrar dichas iniciativas puede resultar beneficioso a largo plazo y brindar la posibilidad de desarrollar una organización más ágil y en red, siempre que los cambios estén en sintonía con los valores y los objetivos del grupo.
A lo largo de la historia, la civilización ha dependido de la capacidad de las personas de aprovechar al máximo lo desconocido. Los mejores líderes se dan cuenta de que, en un mundo que cambia rápidamente, el control no es total, se debe cultivar la diversidad, la conexión humana y una mentalidad de serendipia. Entonces, cultivar la serendipia se convierte en un enfoque activo para liderar en época de incertidumbre y, en vez de ser una amenaza, lo imprevisto puede ayudarnos a crear innovación, resiliencia y “buena suerte”, especialmente en tiempos de crisis.
Sabemos que cumplir con los desafíos del día a día no va a ser fácil. Cabe recordar que este es un momento decisivo para los líderes. La única manera de apoyar a sus colaboradores mientras se asegura el éxito a largo plazo de su organización, se traduce en hallar un equilibrio entre la empatía y la realidad económica que hoy en día están afrontando las empresas.